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La importancia de Valladolid como ciudad comercial le vino dada por la cercanía de las rutas de trashumancia, por su industria textil y por ser la chancillería del Reino de Castilla. Durante el reinado de Carlos V pierde su representatividad y el malestar que esto provoca hará que sea una de las ciudades que se alce en la revuelta comunera, junto con Toledo y Burgos. Su decadencia se inició con el traslado de la Corte a Madrid. Los primeros síntomas de recuperación sólo se vieron a partir de la década de 1670, cuando se inició un proceso de modernización gracias principalmente a la reactivación del sector textil.
Por su parte, Medina del Campo encabezó las actividades económicas de la Península Ibérica cuando su feria tomó relevancia europea desde el siglo XIV. Inicialmente el mercado de lana y posteriormente el comercio de paños, sedas, tapices y bordados hicieron de ella el centro de contratación textil más importante de Castilla.
El constante apoyo ofrecido por los sucesivos monarcas se hace patente a lo largo de todo el siglo XIV y culmina con su consideración como Ferias Generales del Reino, en 1491 por parte de los Reyes Católicos. En el rapidísimo crecimiento desde su fundación influyó además, de modo notable, el carácter de encrucijada de caminos de la villa, confluyendo en ella todas las rutas importantes del noroeste.
Las convocatorias feriales anuales, en mayo y octubre, eran inicialmente grandes mercados francos de transacción de productos, pero evolucionaron con el tiempo en reuniones financieras. Junto con mercaderes burgaleses, bilbaínos, sevillanos y catalanes eran numerosos los agentes de grandes casas de finanzas de Amberes, Lyón, Génova, Florencia o Lisboa que acudían a Medina a comerciar. De este modo, el protagonismo de los feriantes y mercaderes de los primeros tiempos pasó a los hombres de negocios, cambistas y banqueros que endosaban créditos, contrataban grandes partidas, ordenaban pagos, enviaban cartas de aviso y, sobre todo, giraban letras de cambio.
A partir de la segunda mitad del siglo XVI, los contratiempos económicos relacionados con el fuerte endeudamiento de la Corona derivaron en aplazamientos y suspensiones de pagos que originaron crisis financieras que llevaron a la definitiva de 1594. Esta situación, unida a la ruptura del eje comercial con Flandes y el traslado en 1606 de la Corte a Madrid, dio lugar a la quiebra definitiva del sistema financiero y con él a la caída en picado de los encuentros feriales de Medina del Campo.